Nuestro Horizonte de Máxima es…

Difícil imaginarse cuánto podés disfrutar lo poco que sabés de vos mismo. En un proceso dinámico y gentil las chicas de Zoí te ayudan a rascar donde te incomoda. Pero resulta que en vez de sufrimiento empieza a brotar el goce de conocerse. Aprendés que tus miedos se alimentan de la necesidad de tener el control, y lentamente te vas permitiendo aflojar, te vas sintiendo mas cómodo. Y esto sigue hasta que deja de ser una cuestión de animarse, para convertirse en una sed incontrolable de mas y mejores preguntas, mas y mejores respuestas.
En 3 meses convertimos dudas en herramientas, y cuanto mas profunda la duda, mas útil la herramienta. Existe un lindo regalo en esto preguntarse por vocaciones, deseos, frustraciones. Y las chicas de Zoí encontraron la manera mas amigable de enseñarte a buscar tu propia verdad.

“Hace un tiempo que buscaba un cambio en mi desarrollo personal y profesional ya que no me sentía realizada ni feliz en mi trabajo. No sabía que estaba buscando exactamente ni por donde empezar. Tengo la suerte de contar con las chicas de Zoí entre mis amigas que supieron acompañarme y ayudarme en este momento difícil y particular para mí. Durante casi 3 meses, a través de distintas herramientas y calidad charlas me ayudaron a preguntarme por mi futuro y mi vocación. A cuestionarme quién soy realmente y quién quiero ser.
Fue un muy lindo proceso, lleno de cuestionamientos, que me enseñó a entender mejor mis sentimientos, a animarme a confiar en mi y a tomar decisiones. Me permitió darme cuenta que a veces el cambio cuesta y cuán importante es la motivación para mi.
Sólo tengo palabras de agradecimiento. Lo recomiendo de corazón y con mucho orgullo a todos aquellos, sea cual sea el momento de su vida, que quieran (re)descubrir su vocación, darle sentido a sus acciones y confiar en el tiempo futuro.”

“Al principio me sentía con mucha curiosidad sobre lo que íbamos a ver durante las semanas fui teniendo una sensación de contención emocional al escuchar que otros también estaban en situaciones similares, lo cual fue reconfortante. Bajar a tierra todo lo recorrido me ayudó en un proceso de aceptación y entendimiento de mí mismo. Estoy contento porque me animé a hacer algo distinto y encontré claridad sobre hacia dónde quiero ir.” Martín (32 años)